Fuente: NASA
La intensidad de los chorros de agua helada y partículas orgánicas disparadas desde Encelado, la luna de Saturno, dependen de la proximidad de la luna al planeta anillado, según los datos obtenidos por la nave espacial Cassini de la NASA. Estos descubrimientos se suman a la evidencia de un depósito de agua líquida u océano que se esconde bajo la superficie helada de la luna. Esta es la primera observación clara de que la pluma brillante que emana del polo sur de Encelado varía de forma predecible. Los resultados se detallan en un artículo científico en la edición de esta semana de Nature.
“Los chorros de Encelado aparentemente funcionan como aspersores ajustables de jardín”, dijo Matt Hedman, autor principal del estudio y científico del equipo de Cassini con sede en la Universidad de Cornell en Ithaca. “Las toberas están casi cerradas cuando Encelado está más cerca de Saturno y más abiertas cuando la luna está más alejada. Creemos que esto tiene que ver con cómo Saturno comprime y descomprime la luna con su gravedad”.
Cassini, que ha estado orbitando Saturno desde 2004, descubrió que los chorros que forman columnas que brillan a la luz del Sol en 2005. El agua helada y las partículas orgánicas son rociadas desde varias fisuras angostas apodadas “rayas de tigre”.
“La forma en que los chorros reaccionan de manera tan ajustada a las presiones variables sobre Encelado sugiere que tienen su origen en una gran masa de agua líquida”, dijo Christophe Sotin, co-autor y miembro del equipo de Cassini en el Laboratorio Jet Propulsion de la NASA en Pasadena, California. “El agua líquida es clave para el desarrollo de la vida en la Tierra, por lo que estos descubrimientos nos despiertan más curiosidad de saber si existe o no vida en todos los lugares donde hay agua”.
Durante años, los científicos plantearon como hipótesis que la intensidad de los chorros probablemente variaran con el tiempo, pero nadie había sido capaz de demostrar que varían de acuerdo a un patrón reconocible. Hedman y sus colegas fueron capaces de ver los cambios mediante el examen de los datos infrarrojos de la columna, obtenidos por el espectrómetro de mapeo visual e infrarrojo de Cassini (VIMS), y estudiando durante largo tiempo los datos obtenidos.
El instrumento VIMS, que permite el análisis de una amplia gama de datos, incluyendo la composición de hidrocarburos de la superficie de otra luna de Saturno, Titán, y de las señales sísmicas de las vibraciones de Saturno en sus anillos, recogió más de 200 imágenes de la pluma de Encelado de 2005 a 2012.
Estos datos muestran que las columnas disminuían cuando la luna estaba en el punto más cercano de su órbita a Saturno. El penacho crecía lentamente a medida que Encelado alcanzaba el punto más lejano, donde era tres o cuatro veces más brillante que en el otro punto observado.
Al sumar los datos ‘visuales’ con los modelos previos desarrollados sobre cómo la fuerza gravitacional de Saturno impacta en Encelado, los científicos dedujeron que las fuerzas gravitacionales más intensas, al acercarse al planeta, comprimen las rayas de tigre y no es pulverizado tanto material. Los investigadores piensan que la disminución de la gravedad de Saturno cuando Encelado se aleja de aquél, posibilita que las rayas de tigre se abran y los chorros expulsen grandes cantidades de agua helada y materia orgánica.
“La tarea de Cassini en Saturno nos ha mostrado cuán activos y caleidoscópicos son este planeta, sus anillos y sus lunas”, dijo Linda Spilker, científica del proyecto Cassini en JPL. “Hemos recorrido un largo camino desde el Saturno plácido que Galileo vio a través de su telescopio. Esperamos aprender más acerca de las fuerzas que actúan aquí como un microcosmos para entender cómo se formó nuestro sistema solar”.
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